Alicia baila como baila el viento, reza un
poema de los tantos que aluden a una de las más destacadas figuras de la
cultura cubana del siglo XX e inicios del XXI; porque Alicia Alonso pertenece a
esa generación de creadores incansables, de buscadores de sueños, de cubanos
por definición propia y universal.
Cuando las nuevas tendencias en la música y el arte en
general, pretenden imponer estilos y formas de entender la creación como un
acto alejado de valores estéticos y éticos; cuando abundan las extravagancias y
se intenta imponer la filosofÃa de que lo
mejor es lo que más rápido vende, pareciera que Alicia y el Ballet Nacional
de Cuba (BNC) se han quedado rezagados en esta re conformación del panorama
cultural cubano.
Si usted, como yo, es de los que piensa en tal
posibilidad, pero aun asà se aferra a asistir al teatro cada vez que se pone en
cartelera alguna de las obras de esta institución cultural, le sorprenderá ver
cómo más de medio siglo después, el BNC sigue cautivando a miles de
espectadores tanto nacionales como foráneos.
Y Alicia y sus muchachas y muchachos, bailan siempre
como si lo hicieran en Nueva York o en Moscú, como si sus gráciles movimientos
fueran dirigidos a los más destacados crÃticos de ballet o a los más
especializados cÃrculos del arte.
Si algo jamás se atreverÃa a hacer quien estas lÃneas
escribe, serÃa aventurarse a realizar una crÃtica sobre determinadas áreas de
la creación que son en extremo respetadas; pero ello no me sustrae de reconocer
la magnificencia de las puestas del BNC más allá de la versión o posición
oficial de los crÃticos. Y lo digo como espectador consciente de lo que puede
significar en términos de costo e ingreso una presentación como esta, en un
teatro como el que, luego de restaurado, lleva por nombre el de la prima ballerina assoluta.
Pero Alicia apuesta también por su público, el mismo
que desde hace decenas de años confÃa en la institución que dirige, en su
compromiso, en su constante búsqueda y en su permanente entrega. Cuba baila con
la Alonso y vibra con su Ballet, porque sabe que en cada uno de sus integrantes
hay un poquito de cubano que ha sido representado en los mejores escenarios del
mundo.
Y de vuelta al Gran Teatro de La Habana, Coppelia o
cualquier otra propuesta, cuentan de inmediato con el respaldo de miles de
cubanos que saben que el Ballet también les pertenece, aunque algunos se
empeñen en incluirlo entre la alta cultura y exijan determinados niveles de
apreciación.
Porque el Ballet no compite con el reggaetón o con
otros géneros; porque el Ballet es el Ballet y es Cuba; porque Alicia es el
Ballet y porque con ella bailamos todos, vibramos todos, somos cubanos todos. (Por Eduardo Pérez Otaño)
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