El
Alhambra que nos queda
El Teatro Alhambra desde sus inicios tuvo el objetivo de
entretener al público y desvirtuarlo de la realidad que le circundaba. La
sociedad de aquellos años, dirigida a la malversación, la explotación y la
miseria espiritual de España primero, y Estados Unidos después, hicieron que el
arte, el teatro en este caso, satirizara
aquellos tiempos a partir de los problemas sociales y las necesidades de la
población de entonces.
El negrito, la mulata y el gallego eran tres personajes
clásicos que ofrecían la mirada del
pueblo. Eran personajes que recreaban necesidades y deseos de la propia sociedad pero desde el teatro. Quizás
esa visión a través del arte ofendía menos, hacía reír más y demostraba que
todo cambia, que desde la escena también se ofrecen conceptos, políticas,
ideologías, identidad, pues en definitivas,
si el espectador los asume y reacciona es porque entiende.
Los espectadores eran parte de la escena. Pero la palabra
espectadores es muy amplia, espectadores no,
hombres que se recrean, porque en los textos del Alhambra los sainetes
tenían escenas pornográficas, aunque también reflejaban el costumbrismo, el
solar y la política, pero aquellas
escenas estaban prohibidas a las mujeres.
El Alhambra no necesitó de frases groseras ni las
llamadas malas palabras para captar
atenciones, porque el propio equipo de trabajo no lo permitía.
Es una pena que en la actualidad queden, si así sucede, muy
pocos grupos de teatros y autores que sigan la herencia dejada por Alhambra.
Porque a cualquier persona que supere
los cuarenta años de edad se le puede preguntar por aquel Teatro y si no tiene
la experiencias de sus funciones tiene el recuerdo de lo que otros le
comentaron. Actualmente muchos grupos de teatros sí necesitan hacer desnudos
evidentes para captar la atención, sí necesitan decir groserías para captar la
atención y sí necesitan las llamadas malas palabras para captar la atención,
entonces, ¿qué tipo de teatro se hace hoy? ¿Quiénes están equivocados, Villoch, Robreño, los públicos de aquella
época o el grupo del Teatro Alhambra?
Lo único que ha quedado del Alhambra, quizás más evidente,
es la burla que todavía se hace de la vida del propio cubano, aunque en aquel
entonces estaba el negrito, el gallego y la mulata que los representaba. Hoy
cualquier actor nos propone una
situación social y nosotros nos reímos desde los asientos.
El Alhambra demostró a los cubanos cuál era su verdadera
identidad. Antes solo se tenía lo de España y los españoles, las zarzuelas y
los estilos de vida de aquellos hispanos. Este teatro creó un espíritu de
identificación con lo verdaderamente cubano: la rumba, la burla, los gestos y
la necesidad de defender lo que nos pertenece.
El teatro Alhambra mantuvo las técnicas del teatro bufo que
le antecedió: la parodia, el choteo, el tono pornográfico y la música que en
ocasiones servía de transición en las escenas y en otras sustituía la palabra
de los actores para continuar las acciones de la obra. No obstante, aunque
retomó las maneras de hacer del teatro bufo, también las actualizó adaptándolas
a los nuevos contextos sociales y estéticos.
Alhambra llenaba las
tres tantas diarias, aunque lamentablemente no quedan muchosde los
libretos de las obras presentadas, pero sí se conoce que fueron más de dos mil
piezas teatrales, una prolífera producción cuyos textos se enriquecían en el
escenario con la presencia de la música, los bailes, la escenografía, los
vestuarios llamativos y las improvisaciones de los actores.
Entonces, como dice Rosa
Iliana Boudet, “volver al Alhambra, desempolvar sus libretos y entender su
enigma, deleitarse con su música e imaginar a sus actores en el ritual de los
camerinos es recorrer una historia subterránea y preterida que es, presencia y
expresión.” (Por Laura Barrera
Jerez y Yoel Almaguer de Armas)
Fuentes
consultadas:
- Artiles, F. 1980, "Teatro culto y popular en la seudorrepública". En Conjunto n. 47, oct-dic, 1980, p.77.
- Boudet, R.I. 2001: “Teatro Alhambra, parodia y simulacro”. Disponible en www.jiribilla.cu. Consultado el 12 de diciembre de 2013.
- Espinoza Mendoza, N 2009, Escenarios que arden. Miradas cómplice al teatro cubano contemporáneo. Letras Cubanas.2012
- Picart, G. 2009: “Minúscula historia del Teatro Alhambra”, disponible en ginapicart.wordpress.com. Consultado el 12 de diciembre de 2013.
- Robreño, E. 1979,Teatro Alhambra (Antología). Letras Cubanas, La Habana, Cuba
- Leal, R. 1982: La selva oscura. Editorial Arte y Literatura, La Habana, Cuba.
- Teijeiro, J. T. 2012 (a), “Del teatro bufo al teatro vernáculo”. Disponible en www.cubaliteraria.cu. Consultado el 17 de diciembre de 2013.
- Teijeiro, J. T. 2012 (b), “Federico Villoch, el más prolífero autor del teatro vernáculo”. Disponible en www.cubaliteraria.cu. Consultado el 17 de diciembre de 2013.
- Teijeiro, J. T. 2013, “Los hermanos Robreño, escritores para el vernáculo”. Disponible en www.cubaliteraria.cu. Consultado el 17 de diciembre de 2013.
- Zamora Fernández, R. 2000: “Notas para un estudio de la identidad cultural cubana. Tomado de: Pensamiento y tradiciones populares: estudios de identidad cultural cubana y latinoamericana. La Habana, Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana “Juan Marinello”, La Habana, p. 175-212.
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