Por
Miguel A. Hayes MartÃnez
Tomado
de La Trinchera
La
doble moneda ha sido un problema constante. Se nos presenta como un elemento
que dificulta el correcto desenvolvimiento de la economÃa cubana. De tanto
mencionarlo, parecerÃa algo que solo preocupa a los revolucionarios: una
consigna, parte de un discurso polÃtico, tanto de un lado, como del otro.
Entonces, ¿es realmente la doble moneda un problema?
La
respuesta, al leerla seguro parecerá descabellada. No lo es, o al menos, ese no
es el verdadero problema. Creo que es evidente, al bolsillo le es lo mismo 2
CUC que 50 CUP. Para reflexionar sobre la cuestión, se pudiera ver un poco en
la historia de Cuba y por qué no, del socialismo real.
Los
rusos utilizaron esta forma de manejar la moneda, para resolver algunos
problemas internos de su economÃa, en sus primeros pasos de construcción del
socialismo. A la par del rublo, crearon el rublo chervonets. El primero era la
moneda real que utilizaban para el intercambio con el exterior, y para evitar
el caos en el comercio interno y la hiperinflación, usaban el segundo.
Establecieron para ello una tasa de cambio fija, manteniendo una razón de
equivalencia constante entre ambas monedas. Dicha medida tuvo un carácter
temporal y volvieron a la normalidad: una sola moneda.
Justo
al comparar con la práctica cubana, es donde se pueden resaltar los defectos de
nuestra “dualidad”. Sin dudas, esta fue una medida que vino a resolver
necesidades objetivas de sostener nuestra economÃa y que no distaba mucho su
condicionamiento del caso anteriormente mencionado. Pero la puesta en práctica
de esta polÃtica monetaria tuvo sus particularidades, las cuáles permitieron un
crecimiento de la economÃa. Son justo estas particularidades las que han
atrasado en el tiempo la tan deseada unificación monetaria.
La
razón de cambio, no fue ni es la misma para todos los agentes económicos. Se
decidió que no se utilizarÃa una sola tasa de cambio, sino que se usarÃan
varias simultáneamente para lograr mayores ganancias estatales. Para las
personas naturales, los ciudadanos, las tasas serÃas de 24 o 25 por 1
(trayéndolo al dÃa de hoy) y la tasa de cambio para las empresas estatales
seria de 1 por 1. Esto hacÃa que los ingresos de las empresas se multiplicaran
tanto como el tamaño de la tasa de cambio, tapando la verdadera eficiencia
productiva que estas pudieran alcanzar. AsÃ, una parte de la rentabilidad de la
empresa estatal socialista queda subordinada a esta anomalÃa del sistema,
retrasándose bajo la búsqueda del beneficio económico: la unificación. Si esta
ocurriera ahora mismo, significarÃa una caÃda para nada despreciable de la
rentabilidad empresarial. Para ser más concreto: dejarÃan de ser rentables
alrededor de un 35% por ciento de las empresas que hoy lo son.
Esto
es solo el efecto en el sentido del beneficio económico, en aspectos como la
unidad de cuentas, hace que factores como el PIB y otros indicadores de valor
se distorsionen, evitándose una medida eficiente de la economÃa.
Pero
las cosas van más allá. No tenemos 2 tasas de cambio, sino 5. En dependencia de
si se es persona natural, jurÃdica, la Zona especial de desarrollo del Mariel o
cooperativa no agropecuaria, opera un tipo de esta. Esto casi triplica la
complejidad del asunto.
Comprender
esto, nos muestra la necesidad que representó el uso de la doble moneda, cómo
la multiplicidad cambiaria fue y es fuente de ganancias para el Estado y que
una desaparición adelantada de este fenómeno, sin tener todas las condiciones
creadas, serÃa peor incluso que la actual doble moneda.
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