Teatro Alhambra: presencia y expresión (I) - La letra corta

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27 de diciembre de 2016

Teatro Alhambra: presencia y expresión (I)



“Estar en La Habana y no asistir al Alhambra era un pecado. Los más jóvenes hacían cualquier cosa por asistir a aquel teatro donde se manejaba el doble sentido y se abordaban, desde el choteo más criollo, cuantos temas y asuntos conmovían nuestra realidad nacional.”

Julio Correa
Dentro de los estudios y las investigaciones de los procesos culturales cubanos, existe una deuda  con el Teatro Alhambra. Más de un siglo después de su inauguración, de susaños de esplendor y de su destrucción, lahistoria ha sido contada por fragmentos, y acompañada por una agravante contradicción entre quienes aplauden y reverencian el género alhambresco y quienes como Rine Leal (importante investigador del teatro cubano) lo califican como una banalidad y ligero entretenimiento.
El teatro bufo, surgido en la segunda década del siglo XIX, había sido una forma peculiar de la comedia. Entre sus características resalta la sátira constante que puede  ser obscena en determinado momento. Esta forma teatral se cubanizó  al incorporar elementos propios de los barracones de esclavos y de los barrios marginales.El dramaturgo y crítico cubanoNorge Espinoza Mendozaasegura que del teatro bufo cubano se habla escasamente como un hecho dramatúrgico ya que era un teatro creado por y para las tablas, y ha quedado como eco de una escena aparentemente primaria y sin pretensión de altura literaria.“Pocos períodos de nuestra vida teatral han sido tan idealizados, reimaginados y subvalorados como este. (…) Por mucho tiempo se consideró esa producción como residuo, acto marginal”.
A principios del siglo XX surge una forma más elaborada de la comedia autóctona (como coinciden en calificarlo muchos autores): el teatro vernáculo, donde continuaban predominando los temas de la actualidad nacional y el costumbrismo, y donde los actores se valían del humor criollo y la ironía para el tratamiento de los asuntos políticos.
En Cuba, el teatro Alhambra es un referente obligado en este sentido. Sin dudas, sus personajes, con sus peculiares maneras de decir, alcanzaron undiscurso propio cuya finalidad no era reproducir los elementos elitistas de la alta cultura, sino fundir los intereses  de las clases menos favorecidas de la sociedad y  ridiculizar determinadas angustias sociopolíticas de la época.
“La concepción de la vida como broma, como una suerte de comedia cruel, es otra posibilidad de lectura. El idioma estalla en esas piezas como máscara: éramos lo que hablábamos. Y el tono de la vida se descubre en esas piezas, escritas más para ver que para leer, pero no por ello desdeñables en tanto fe de un país que hacía teatro de sus propios desenfrenos”. (Espinoza Mendoza, N.: 2012)
En el género alhambresco,más allá de exageraciones humorísticas, quedaron cifradosdisímiles componentes de nuestraidiosincrasiasi asumimos que “la identidad cultural de una comunidad humana es la forma en que dicha comunidad asume, de forma consciente (con un discurso racional o como vivencia cotidiana), toda manifestación o expresión de su ser espiritual y material, creado durante su devenir histórico, hállese o no organizada como nación o estado” (Zamora, R.:2000).
Pero, ¿cómo contribuyeron el Alhambra y las obras de sus autores, a la conformación de la identidad cubana? ¿Qué características de los textos representados en este teatro responden a nuestras maneras de hacer y de pensar como individuos? ¿Cuánto  le debemos al Alhambra?
En aquel escenario se mezclaban intereses, poderes, razas, costumbres, anhelos…Es por ello que la consulta de algunas obras y  el acercamiento a determinados autores que escribieron para estas tablas, permite evaluar la importancia del Teatro Alhambra dentro de la cultura nacional.
Teniendo en cuenta estas cuestiones, exponemos de manera resumida algunos elementos históricos del Alhambra y su significación y legado dentro de la literatura y delos procesos culturalescubanos  a través de sus representaciones teatrales. (Por Laura Barrera Jerez y Yoel Almaguer de Armas)

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