Habré
junto al presidente estadounidense Ronald
Reagan. Imagen tomada de Democracy
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África
ha sido tierra de nadie durante demasiado tiempo. Millones de hombres y mujeres
fueron sacados de sus predios para satisfacer, como esclavos, las demandas de
fuerza de trabajo del capitalismo emergente, durante más de un siglo.
La
pobreza extrema, el saqueo de sus recursos naturales, los conflictos internos
entre etnias y naciones, junto a las dictaduras, han azolado al continente
negro por décadas, sin que la justicia pareciera existir.
Luego
de 25 años de incesante batalla legal, víctimas de la dictadura de Hissène
Habré en Chad, lograron que un tribunal internacional de la Unión Africana lo
condenara a cadena perpetua, a finales de mayo pasado en Senegal. ¿No ha oído usted hablar de este caso en los grandes medios occidentales? No es de extrañar...
Conocido
como “el Pinochet de África”, ahora debe pagar por más de 40 mil asesinatos y
200 mil casos de tortura. Finalmente fue sentenciado por tortura, violación,
tratamiento inhumano, esclavitud forzada y ejecución sumaria, a la vez que fue
absuelto de la acusación por crímenes de guerra.
“Lo
de hoy es un buen ejemplo para todos los que tienen poder en África y para los
que aspiran a él. Hoy ya no se pueden cometer violaciones masivas de los
derechos humanos con impunidad y salir airosos de ello”, afirmaba Assane Dioma Ndiaye,
abogado de las víctimas, citado por Euronews.
Habré
gobernó Chad entre 1982 y 1990, luego de un golpe de Estado apoyado por Francia
y los Estados Unidos, con el cual buscaban detener el avance de Muammar el
Gadaffi. Luego de ser derrocado por un levantamiento armado, se exilió en
Dakar, capital de Senegal, donde se mantuvo bajo protección gubernamental hasta
2013.
“Si no hubieran tenido el apoyo de occidente,
todos estos dictadores no hubieran podido ir tan lejos”, asegura Mahamat Hassan
Abakar, quien presidió la comisión de investigación de los crímenes de esta
dictadura.
Se
trata de la primera condena realizada por un tribunal de otro país del
continente por crímenes de lesa humanidad a un gobernante extranjero, lo que
sienta un importante precedente para la justicia en África.
En
su defensa, el expresidente chadiano acusó a los miembros del tribunal, en
particular a los jueces, de ser “agentes del imperialismo” al estar cometiendo
lo que denominó una “injusticia”.
Tardía
pero segura ha llegado la mano de la justicia hasta Habré, a quien el tribunal
le ha considerado su avanzada edad y el estado de salud. Durante más de 22 años
gozó de total impunidad mientras las victimas exigían la realización del
juicio.
A
la tierra de nadie pareciera haber llegado un atisbo de luz, pero apenas es el
inicio. Miles de víctimas en todo el continente piden justicia, desde Darfur
hasta Uganda, por apenas citar dos ejemplos, donde las secuelas dejadas por el
general Amin aún se padecen. (Por Eduardo Pérez Otaño)
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