“El arte no es propaganda, y ni en nombre de
la
Revolución resulta
lícito el escamoteo de sus significaciones”.
Alfredo Guevara
Tras las esencias…
¿Cómo se
construye el pensamiento cultural de una nación? Sin pretensiones de dar
respuesta a semejante interrogante, estas líneas pretenden acercarse a un
período fundamental en la génesis de un proyecto de nuevo tipo sin antecedentes
en la historia del continente.
La gestación de
los sesenta marcaría el parto de los setenta y con ello el definitivo
nacimiento de un país que pretendía –y pretende aun- construir un modelo
ajustado a sus necesidades e intereses. De esa década crítica, por la
confluencia de múltiples posiciones y miradas sobre cómo hacer Revolución,
queda mucho por investigar y decirse.
Luego del 31 de
diciembre de 1958 todo y nada cambió: había triunfado la primera Revolución en
América pero la estructura neocolonial, a excepción de Batista y unos pocos de
sus más cercanos colaboradores, seguía siendo la misma.
La génesis de un
nuevo país requería entonces de cambios profundos a todos los niveles: en lo
económico, en lo político, en lo cultural… Los retos, en la larga década que
comenzaba para aquel grupo de barbudos soñadores que nunca imaginó la tarea que
les esperaba, surgieron por todas partes.
Pretendemos pues,
acercarnos a algunas de las más importantes polémicas desarrolladas en el
período entre notables artistas, intelectuales e integrantes de la jerarquía
gubernamental, y determinar en qué medida esta discusión colectiva de un nuevo
proyecto de nación contribuyó a la formación de un pensamiento cultural cubano.
Según Alfredo
Guevara, veterano polemista, sobreviviente a aquella y otras décadas no menos
complejas, queda mucho por decirse, queda mucho por entenderse de aquellos años
en que todo, hasta lo imposible, parecía convertirse en realidades.
“Con el andar del
tiempo, la atmósfera de una época parece irrecuperable. La memoria de los
supervivientes se contamina con los andares de la vida. Las imágenes nítidas
flotan en el ancho territorio del olvido, como iluminaciones en un proceso de
selección y descarte” (Pogolotti, 2006, pág. IX), de ahí que debamos
volver una y otra vez a las fuentes originales, a la esencia misma de la verdad
histórica, si eso, más allá de dicotomías filosóficas, aun fuera posible.
En la búsqueda esas
esencias se encausan estas letras, de esas esencias que hacen a un pueblo
sostenerse contra los más poderosos vendavales y soportar las lluvias más
torrenciales. ¿Cómo se forma lo que circula por las venas de una nación como la
Isla del Caribe que ha sido, en apenas dos siglos, colonia, neocolonia y
revolución? En ese sentido pudiera enrumbarse este esfuerzo. (Por Eduardo Pérez Otaño)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente acá... porque somos de letra corta: