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De buenos y malos está llena la
historia de la humanidad. Bueno era Jesús y malos los fariseos que terminaron
consiguiendo la condena de Poncio Pilatos. Bueno era el pueblo francés y malo
el rey con su monarquÃa. Bueno era el pueblo judÃo y malo Hitler y el fascismo.
De uno a otro extremo, pueden aparecer
infinitud de puntos medios, pero aun asà la tendencia natural es a la izquierda
(entiéndase los buenos) o a la derecha (ahora sÃ, los malos).
Tampoco podemos negar que quienes un
dÃa fueron buenos mañana pueden pasar a ser los malos y viceversa. Al final es
lo mismo.
Inspirados por la dialéctica marxista dirÃamos
entonces que todo es transformable, incluso las percepciones sobre lo positivo
y lo negativo. El contexto y sus realidades, dirÃa el bueno de Marx, pueden más
que viejas ideas no ajustadas al minuto cotidiano.
Raúl Castro y Barack Obama se han
reunido por estos dÃas en la Sede de las Naciones Unidas. En su segundo
encuentro se han puesto al corriente sobre los avances en la mesa de diálogo y
negociaciones que tanto en Canadá, como en Washington y La Habana se han estado
sosteniendo desde el pasado 17 de diciembre.
Antes, Francisco llegó hasta el
corazón de la tierra de Lincoln y en pleno Congreso estadounidense se refirió,
aunque casi metafóricamente, al acuerdo entre ambos estados e invitó a apoyar el
gran reclamo de Cuba: la eliminación definitiva del bloqueo.
Asistimos a un acto, cuando menos, impactante.
Un Raúl sonriente y un Obama acompañado, incluso, de la primera dama. Al final
la foto de familia. De un lado y del otro se posicionaron los anfitriones, en
el medio una sonrisa solo reservada para ocasiones determinadas.
Vuelvo a pensar de forma inevitable en
Isaac Newton y en aquella manzana que tanto bien harÃa a la fÃsica. De ahà John
Quincy Adams –fruta de por medio- formuló su teorÃa sobre la caÃda de Cuba en
manos del Norte.
Los tiempos cambian. Con ellos los
modos de entender la realidad. Y Marx de nuevo tiene sus fórmulas en más de un
texto. Cincuenta años, que para Carlos Gardel quizás serÃan nada, son mucho,
son una vida.
Los cubanos, adaptados a adaptarnos,
listos siempre a lo sorprendente, nos enfrentamos a una realidad inesperada. En
posición expectante –la más peligrosa, dirÃa yo- vemos cada dÃa cómo se suceden
visitas, encuentros, noticias, declaraciones…
Para unos los buenos siguen siendo
buenos, para otros los malos se han vuelto buenos, y están quienes siguen
viendo a los malos muy malos.
Tan relativo como la belleza y la
fealdad, la toma de partido de uno u otro lado definirá los resultados de un
acercamiento imposible hace apenas cinco años.
Por estos dÃas releo La IlÃada, y me pregunto cómo verÃan los
troyanos a los aqueos, cuando estos decidieron regalarles un majestuoso caballo
de madera. PrÃamo, orgulloso de la victoria, aceptarÃa gustoso el presente de
los vencidos a fuerza de coraje y resistencia histórica. Como buenos amigos se
habrÃa tomado algunas fotos con Odiseo. Fue imposible cuando lo pidió. Nadie
encontró al jefe aqueo. VenÃa bien escondidito dentro del regalo. (Por: Eduardo Pérez Otaño)
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