“Lutero y Colón aparecieron: el universo
entero tembló y
Europa se conmocionó…El primero despertó el
entendimiento de
los hombres, el otro fomentó sus
actividades”
Guillaume-Thomas Raynal
Tras
la magia del séptimo arte la vida de un fraile católico atrapa el interés de
los espectadores. La Alemania del siglo XVI nos recibe entre símbolos
audiovisuales. Lutero conmueve sensibilidades y más allá de sus
valores cinematográficos, reviven hechos de significativa repercusión
histórica.
En el lejano 1507 amanecía en Europa
el Renacimiento. Después de una Edad Media de incertidumbres, los hombres van
creando nuevos valores espirituales y materiales. La Iglesia dueña de esplendor
y riqueza, se resquebraja como institución, los pensamientos son cada vez más
racionales y desacralizados.
Por eso Lutero busca ese Dios
misericordioso y dispuesto a dar amor, contrario al sistema sacramental del
Medioevo. La vida en las ciudades había resurgido con la propia dinámica de la
producción y el comercio. El fraile alemán se alarma ante la obsesión de los
hombres por las reliquias, por las indulgencias, por las peregrinaciones. La
Iglesia Católica estaba en crisis: existían numerosos problemas de corrupción y
de desviación de valores propios del cristianismo primitivo.
Esto impulsa a Lutero a plantear la
Reforma con la cual propone regresar a las enseñanzas de la Biblia para transformar ese
cristianismo desorientado.
En esta época, todavía quedaban
profundas huellas de analfabetismo y la comunicación oral jugaba un papel
protagónico. Los religiosos predicaban en espacios públicos, pero transmitían
valores inherentes a la falta de piedad eclesiástica. Por otra parte, la escritura iba cobrando
fuerza y con ella el uso del papel y de la tinta. Aunque proliferaban los
mensajes copiados a mano, la imprenta funciona como un importante vehículo para
la divulgación de ideas renovadoras.
Lutero exponía su discurso con
devoción y lo adaptaba a diferentes públicos. Los cartelillos (placards) clavados o pegados en lugares concurridos atraían adeptos mientras los textos del fraile alemán cruzaban
fronteras y persuadían a miles de personas. Palabras impresas y manuscritas
manifestaban la crítica al papado; opúsculos, libelos, hojas volantes crearon
una opinión pública favorable mientras la contrapropaganda llegó con las bulas
papales que durante varios años condenaron la posición de Lutero.
La consolidación de las nacionalidades
profundizó las discrepancias entre los príncipes y sus superiores, mientras la
Reforma liquidaba el poder Papa-Emperador. Lutero había convertido su lucha
religiosa en una lucha ideológica y con ella se gestaban importantes cambios en
la sociedad. Finalizaba el monopolio de la religión católica sobre la verdad,
los hombres eran un poco más libres. Como planteó Lutero, la salvación no podía
existir fuera de Cristo, pero sí fuera de la Iglesia.
Luces, sonidos, efectos… Desde el
ayer, cada cual extrapola sus ideas para dibujarlas de presente. Las técnicas
audiovisuales no pueden demostrar brillo, modernidad y colorido, todos los
subterfugios posibles se mezclan para sobrepasar los íconos actuales y
atraparnos en un mundo del pasado.
Y el cine nos invita a cultivarnos. Las imágenes de Lutero
traspasan los siglos, reafirman conflictos actuales, invitan a reflexiones para
el hoy que vivimos. Nunca un ser es más libre que cuando expone sus
sentimientos. No importan los esquemas y las tesis establecidas. Todo cambia, los
hombres cambian. (Por Laura Barrera
Jerez)
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