Yugo y estrella desde el 28 de enero de 1853 - La letra corta

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28 de enero de 2017

Yugo y estrella desde el 28 de enero de 1853



Era viernes 28. El enero de 1853 traía sorpresas. Desde entonces los veranos y los inviernos en Cuba serían diferentes, Cuba sería diferente. Leonor sufría los dolores de traer al mundo  un hijo que desde entonces le pertenecía a otros.
yugo y estrella desde el 28 de enero de 1853
Quizás el niño hubiera amado más el mar, pero su vida sería tan tempestuosa que no tendría tiempo para esas soledades, aunque había nacido en una pequeña casa de la calle Paula, muy cerca del puerto de La Habana.
El padre, llegó a la Isla como sargento del ejército español y la madre también traía sangre ibérica. Pero Pepe era de Cuba y los libros se encargarían de llenarle esos espacios de tristeza tras el desempleo de Don Mariano y la férrea voluntad de la Señora Leonor para cuidar la familia.
Pronto el niño comenzó a trabajar en una bodega porque el padre consideraba suficientes sus conocimientos y lo sacó del colegio para que pudiera ayudar en el sustento de la casa.

Sin embargo, tras el maltrato del patrón y la grosería de algunos clientes, Pepe decide ir hasta la casona del colegio de San Pablo. Se ofrece a ayudar en lo que sea necesario y la familia Mendive lo acoge como un hijo. Desde entonces Don Rafael sería su maestro.
José Julián había aprendido que “el cariño es la más correcta y elocuente de todas las gramáticas”. Y con la premisa de esa sensibilidad se formaba en su interior el poeta, el amigo, el dirigente, el hombre de luto permanente, el héroe.
“Sueño con claustros de mármol
Donde en silencio divino
Los héroes, de pie, reposan:
¡De noche, a la luz del alma,
Hablo con ellos: de noche!
Están en fila: paseo entre las filas: las manos
De piedra les beso: abren
Los ojos de piedra: mueven
Los labios de piedra: tiemblan
Las barbas de piedra: empuñan
La espada de piedra: lloran:
¡Vibra la espada en la vaina!
Mudo, les beso la mano”
José Martí viajó el mundo y luchó en Cuba. Incomprensiones y rechazos lo acompañaban, pero la fuerza de sus ideales era más fuerte. Caminaba pausadamente. Acentuaba la mirada en todo y en todos.
yugo y estrella desde el 28 de enero de 1853Un día sintió la presión de tantos avatares y dijo: “En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que llevan en sí el decoro de muchos hombres”.
José Martí se sintió responsable siempre, responsable de la Patria. Y aquí descansa, en Cuba. ¿Dónde más podía haber muerto? ¿Dónde más podía haber nacido?
Poco a poco José Julián fue Pepe y luego, José Martí. Desde la fría madrugada del 28 de enero de 1853, el niño tenía señalado su destino y 42 años de vida fueron suficientes para consumarlo.
Quizás lo sabía desde que nació, desde que Leonor sufría sus dolores de parto, desde aquel viernes de invierno en el  segundo piso de la casa de la calle Paula. Quizás desde entonces esta era su voz:  
“Dame el yugo, oh mi madre, de manera
Que puesto en él de pie, luzca en mi frente
Mejor la estrella que ilumina y mata.” 
(Por Laura Barrera Jerez)

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