Amigos, en esta ocasión compartimos con ustedes una selección de cuentos
breves del libro Los excluidos del reino, del autor cubano Alberto Menéndez
Enríquez. Son estas historias cortas, de amor, muerte y sexo; seres que buscan
espacio atrapados en un círculo de absurdo y miedo. En estos textos, a partir
de un lenguaje poético se crea una atmósfera en la que el autor necesita poco
espacio para convertir al lector en un excluido más de un reino donde a veces
Dios está ausente.
Dios creó al hombre y lo halló imperfecto, realizó a la mujer y no le
convenció. “De todos modos serán pecadores”, se dijo. Después creó la
serpiente, la espada y el lenguaje, entonces rió divinamente satisfecho.
LA PENÚLTIMA CENA
Durante todo un mes he dado gracias a Dios por abastecer mi mesa; pero
mi familia es escasa, y llega el temido momento que solo estamos él y yo ante
las cazuelas vacías. No le agradezco: le pido perdón.
La vecina del frente pesa más de trescientas libras. Reconozco que es
pecado codiciar la carne ajena. Voy a rogar por su alma, posiblemente tan
suculenta como sus muslos.
LA SORPRESA
La paz de los sepulcros, vaya tontería. Observo a los otros pudriéndose
tranquilamente, resignados a su destino y a mí me falta el aire, me da asco
esta legión de cucarachas inspeccionándome cada agujero, y siento cada vez más
frío junto a un calor asfixiante… aunque ya voy entendiendo. Nunca confié en
ese cirujano que le sonreía a mi mujer con tanta amabilidad. Si hubiera firmado
en vida el documento que autorizaba la autopsia, no estaría atravesando por
tales desventuras, para conseguir ese estado natural.
LA CONSUMACIÓN
La deseo con una pasión voraz. Pronto será el momento de saborearla
pedazo a pedazo: sus muslos rollizos con un ligero tinte carmesí, sus senos
apuntando hacia mi lengua, sus pies de arcos perfectos, como si los hubiesen
rellenados con champiñón y esos labios como mejillones. Ya es el momento. El
reloj me avisa que es hora de sacarla del horno.
LAS GRANDES EMOCIONES
El edificio corre el riesgo de derrumbarse. Noche tras noche, abrumada
por esta posibilidad, a mi esposa le es imposible llegar al clímax.
Ayer en la madrugada volvimos a intentarlo. A los pocos minutos, le
escuché un quejido atronador. “Al fin un orgasmo”, pensé, mientras la abrazaba
bajo los escombros.
-----------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente acá... porque somos de letra corta: