Cuenta el poeta que la vida es un sueño y los sueños, sueños
son. Hoy he preferido soñar como la única forma posible de escapar a esta
realidad que nos aplasta como a insectos, que se nos presenta llena de
imprevistos, de metas a cumplir, de barreras a sortear.
He decidido creerme un hombre de paja, como aquel que
acompañó a Dorita en busca del Mago de Oz, como aquel que querÃa un cerebro y
por ello se empeñó en la magia como única solución. Y como en la aventura
infantil me obstino en buscar respuestas y soluciones que al parecer requieren
de poderes especiales.
Si fuera un hombre de paja vivirÃa ahÃ, a la vera del
camino, sin otra ocupación que espantar pájaros, que disfrutar la lluvia y el
sol, el dÃa y la noche, la luna y las estrellas, del verde del campo, de la
reconfortante tranquilidad de ser...
un desconocido o al menos un ser poco
importante.
Si fuera un hombre de paja no tendrÃa compromisos ni
obligaciones. No pertenecerÃa a una sociedad que impone más reglas y obligaciones
y deberes y compromisos y tareas y responsabilidades… y trabajo, que beneficios
y alegrÃas.
Si fuera un hombre de paja no tendrÃa que preocuparme por
comer ni por dar de comer a otros, me bastarÃa con la satisfacción de un poco
de yerba seca para recomponer la delgadez o alguna que otra descompostura.
Si fuera un hombre de paja no tendrÃa que cumplir con las
leyes sociales: adiós a los buenos dÃas, a las gracias, a los permisos, adiós a
los problemas derivados de una mala interpretación, de una palabra equivocada o
no dicha a tiempo, adiós a las incomprensiones y a las ofensas.
Si fuera un hombre de paja no tendrÃa que estudiar todos los
dÃas o preocuparme por la economÃa, la polÃtica, la religión las guerras que se
suceden en el mundo, por las buenas y malas nuevas que llegan de cualquier
parte. No tendrÃa que depender de la televisión para hacer mi propia vida.
Si fuera un hombre de paja no necesitarÃa de medicinas y más
medicinas para curar un leve catarro. Tampoco requerirÃa vacunas, sueros u
operaciones. No padecerÃa fiebre ni dolores, tampoco indigestiones.
Si fuera un hombre de paja no sufrirÃa el mal de falta de
tiempo, pues tendrÃa todo el que quisiera al no tener obligaciones. VivirÃa un
poco más mi vida de simple hombre de paja apartado en un rincón, sin leyes ni
reglas, sin más obligaciones que vivir mi vida de simple guardián inmóvil.
A veces quisiera ser un hombre de paja al menos por unos
segundos, sin deudas con quienes me rodean, sin dependencias, sin ataduras, sin
lÃmites para pensar y hacer y decir y creer.
Y como hombre de paja algún dÃa volverÃa a la tierra que me
dio el ser: feliz de haber sido yo, un simple hombre de paja sin más deseos que
el de servir, sin más logros que el de haber sido fiel a mi función, sin más
méritos que el de haber vivido allÃ, a la vera del camino, sin más pretensiones
que la de volver, quizás en otra vida, convertido en lo que soy.
Más como dice el poeta: la vida es un sueño, y los sueños,
sueños son (Por
Eduardo Pérez Otaño)
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