Por
Miguel A. Hayes MartÃnez
Tomado
de Rebelión
El marxismo sin dudas ha sido
defendido como la ciencia que ha de acompañar a los más desposeÃdos en su
camino hacia la liberación. El propio Marx, era justo esto lo que buscaba, por
eso intentó dejar una obra en la que los obreros pudieran entender su realidad
y sobre la base de esta cambiarla.
Durante la existencia del
llamado campo socialista, se propagó por una buena parte del mundo el marxismo
(aunque fuera la lÃnea soviética). ParecÃa ser el sueño que habÃan deseado
muchos revolucionarios. Sin embargo, tras el derrumbe del socialismo, las cosas
comenzaron a cambiar y fue desechado radicalmente por ese mundo que habÃa
cambiado de signo polÃtico.
Fueron quedando pocos espacios
institucionales donde se estudiara y defendiera aquella ciencia que parecÃa
haber fracasado en la construcción de su proyecto social (el socialismo). Sin
embargo muchos profesionales y estudiantes reclaman el aprendizaje del
marxismo.
Se alzaron algunas voces que a
su forma, continuarÃan una lÃnea ‘’marxista’’. Entre ellos, destacan China y
Cuba. En el primero, en los últimos años se ha venido reduciendo el espacio en
término de horas/clase para el marxismo, quedando este como materia básicamente
de formación ideológica.
Cuba por su parte, casi como
el último pilar, cuenta con planes de estudio para su educación superior que
abren paso a la enseñanza del marxismo. Esto hace que numerosos profesionales,
sobre todo en las ciencias sociales, tengan un proceso de formación que versa
sobre esa disciplina. ¿Hasta
qué punto esto pudiera considerarse un mero formalismo?
Para responder , existe una
pregunta auxiliar que sirve de punto de partida en esta exposición: ¿Cómo se
enseña el marxismo en Cuba? En la búsqueda de la respuesta se debe ver primero
lo más general, en lo que está determinando en última instancia (en el sentido
marxista)[1].
Lo que dice en última
instancia cómo se enseña el marxismo en Cuba es cómo está llegando a los
jóvenes de forma regular, es decir, a través de las clases que se imparten en
los centros de educación estatales. Por eso, hay que ir a cómo se enseña en
nuestros centros de educación.
La educación superior, que es
sobre la que recae el peso de trasmitir el pensamiento de Marx, pudiera estar
presentando deficiencias en el proceso. En ella, este llega a través de 3
asignaturas diferentes: la economÃa polÃtica, la filosofÃa y la teorÃa
sociopolÃtica. Cada una se descompone en uno o varios semestres dependiendo de
la carrera. No se trata de herir sentimientos, pero para resolver un problema
lo primero que debe ser identificado son sus causas, y para esto no se puede
andar con tapujos. Hay que ver si existe una articulación entre las asignaturas
como partes de un todo.
En filosofÃa no se aborda lo
que es la dialéctica en sÃ, la teorÃa en sÃ. Se enuncian las 3 supuestas leyes
de la filosofÃa marxista[2], pero no cómo utilizar la lógica dialéctica como
método de análisis. Tal es asÃ, que de seguro muchos que lean esto tendrán solo
la idea de la dialéctica como movimiento, como entender que todo está en
constante cambio. En filosofÃa ya es una tautologÃa decir que el mundo está en
movimiento. Lo cierto es que esa idea no aporta mucho al ejercicio del pensar
en nuestros tiempos, no forma un verdadero instrumento de análisis. No es culpa
de los profesores, en realidad, está recogido en los manuales (que aún
contienen los dogmas soviéticos) por los que se enseña.
La economÃa polÃtica es un
caso muy similar. Es de más peso y tomarÃa más tiempo abordarlo, pero se puede
sintetizar. Ya a esta, se llega sin la base de lógica (la dialéctica, la de
Hegel que asume Marx) para entender la dinámica del capital y de El Capital. La
forma en que Marx expone el volumen primero, es la que utiliza Hegel en su
texto La ciencia de la lógica[3]. Sin esto, las categorÃas mercancÃa, valor y
capital tienden a quedar desconectadas en un sistema de pensamiento del
estudiante (no se logra una aprehensión real del conocimiento). Además de
estas, elementos como la ganancia (ganancia, ganancia media y cuota media de
ganancia) y la teorÃa de la tierra quedan fuera de los programas de la
asignatura por falta de tiempo. Conocimientos estos, que son básicos para
entender el mundo y sobre todo, problemas concretos de la Cuba de hoy.
Por último se aprende teorÃa
sociopolÃtica. Esta a veces resulta más atractiva. En ella, se hace un poco de
historia sobre los sistemas polÃticos. Se hacen muchos debates sobre el
acontecer actual. Con ella no se logra un entendimiento del movimiento social a
partir de haber asumido la teorÃa de la reproducción de clases. Sin esto, la
comprensión de la lucha polÃtica pasa a depender de muchas especulaciones y
verdades religiosas. Además, se deja de analizar la teorÃa del estado y el
derecho de Marx como crÃtica a la teorÃa de Hegel y que son la base para
entender nuestro debate con el exterior sobre la existencia o no de la sociedad
civil en Cuba (algunos ya conocemos los errores polÃticos en los que se incurre
al desconocer esto).
Como ya mencioné, no hay
articulación. En filosofÃa se debe ilustrar la lógica del marxismo, cómo
aplicarla a la ciencia social. Cómo hacer de ella una herramienta de análisis.
En la economÃa polÃtica debe aplicarse esto para entender la base de la
sociedad, su modo de producción de realidad. Para por último, entender cómo las
formas especÃficas del modo de producción, la organización social de la
producción (en el sentido de Marx)[4], se relacionan con elementos
súper-estructurales como las diferentes tipos de estructuras polÃtica y
jurÃdica, con la teorÃa sociopolÃtica.
Más o menos asà deberÃa
cerrarse el ciclo del aprendizaje del marxismo. Si falta esto, no se logra un
encadenamiento que termine por formar de manera general una visión que conciba
la unidad material del mundo, una concepción verdaderamente marxista (siempre
con sus limitaciones claro).
Visto de esta forma, me atrevo
a concluir que no se enseña marxismo, entendiendo que hacerlo mal es lo mismo
que no hacerlo, ya que sólo es verdadero lo que se realiza como lo que es
(concepto de Hegel de verdadero). No digo que esto sea lo absoluto del
fenómeno, pero sà una generalidad. La prueba de lo dicho está en el producto,
en el resultado: la mayorÃa de los jóvenes no utiliza como herramienta de
análisis al marxismo, sino ese arsenal positivista de matemáticas, estadÃsticas
y econometrÃa. Quizás esto permite trazar una lÃnea de cómo va el futuro del
marxismo en Cuba.
Se deberÃa reflexionar más
sobre esto e intentar cambiarlo. Los primeros pasos para encontrar algunas
soluciones están a la mano. Los turnos de clases de estas asignaturas, por cómo
están dispuestos, parecen estar puestos ahà por un compromiso polÃtico y no por
el convencimiento real y conocimiento de su importancia cientÃfica. No puede
ser que sean turnos de ‘’reflexión y debate’’ que el estudiante agradece porque
adquiere un poco de la cultura que no le llegan por otras vÃas.
El marxismo es ciencia, eso es
lo que debe expandirse en los espacios asignados para su enseñanza. Tiene que
dejar de ser un escudo de dogmas ideológicos. Hay que enseñarlo cuando toca y
asumirlo.
Cuba, como ese lugar añorado
donde se estudia de forma regular el marxismo, debe llevar bien en alto el
compromiso que esto representa: preparar correctamente su enseñanza. Eso es lo
que se espera de un paÃs que puede darse con el canto en el pecho de llamarse
marxista.
Notas:
[1] En la tradición marxista,
la construcción última instancia adquiere otra connotación, diferente a la
popularmente aceptada. Según Engels, el elemento de última instancia es el de
más importancia, el de mayor peso, el factor que más influencia tiene y que
termina por imponerse.
[2] Digo que son supuestas
leyes ya que estas no fueron enunciadas por Marx, sino por Engels y recogidas
en los manuales soviéticos. Muchas corrientes marxistas no las reconocen como
tales, sobre todo a la 3ra ley.
[3] Lenin afirmó: ’’Es
imposible comprender plenamente El Capital de Marx… si no se ha estudiado y
comprendido la entera lógica de Hegel’. Lenin, Cuadernos filosóficos, loc,cit.,
pág 99.
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