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Foto: Alba León |
Por Eduardo Pérez Otaño
Uno se va, pero no se va. Se va yendo de
a poquito y le va quedando menos donde antes había mucho. Una amiga le llama a
eso “el fin del escenario”. Más allá está el vacío, la nada, la gente que puede
o no aplaudirte, lo desconocido, la incertidumbre.
A mi madre, con esa sabiduría propia de
las progenitoras, no le sorprendió cuando le dije “me voy”. Quizás lo leyó en
mis ojos o lo había intuido desde hace mucho. “Hay veces que uno tiene que
buscar en otras partes”, respondió, pero no me sostuvo la mirada.
Mi hermana en cambio lloró, aunque no la
vi. Nunca ha sido de sentimentalismo fácil pero aun así aprecio la excepción. “¿Cuándo
es?” Me preguntó, queriendo que la respuesta fuera nunca: “Todavía no sé, pero
quizás a finales del mes que viene”.
Más directo fue mi padre: “bueno, si es
lo que decidiste” y pasó a otro tema.
En pocos días había luto en casa. En
cada llamada sentía el impulso de la despedida, la severidad de la palabra
final, la recomendación implícita para cuando no estuviera por acá.
No sé cuándo comencé a irme. No sé
cuándo comencé a no-quedarme. En otro tiempo pensaba que esas sensaciones se
tenían claras como cualquier decisión calculada y planificada. Pero dice mi
amiga que las cosas para bien o para mal no son tan despejadas y transparentes
como uno quisiera.
A veces creo que esto de irse es una
trampa. Es como romper con lo de acá por puro mecanismo de defensa contra la
lejanía, contra la soledad del que se va. Siempre es más fácil deshacer que
recomponer.
Me voy para volver, le he dicho una y
otra vez a la familia y a los amigos. No sé si ahora, si el mes próximo o
dentro de un año… Nunca se saben a ciencia cierta esas cosas. Pero cuando uno
decide irse ya al retorno será otro. Como Odiseo, ese que en la Ilíada defendió
durante diez años la misma y obsesiva idea, un día habrá que emprender el
regreso.
Para entonces Ítaca será otra. Yo seré
otro y también lo serán estas letras. Y me habré ido y habré vuelto, aunque
quién puede afirmarlo. Uno nunca sabe a ciencia cierta cómo suceden esas cosas.
(Publicado en www.eltoque.com)
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